25 dic 2015

SER ESPIRITUAL El juicio a las naciones

La estrella naciente de la mañana (foto E.R.)

Una parte importante del plan de Dios para la Humanidad es el juicio a las naciones que se producirá al final de los tiempos (Mateo 25: 31-46), al consumarse la segunda venida de Jesucristo. Existen variados pasajes bíblicos referidos a la relación de Dios con las naciones, empezando por su propio pueblo, el pueblo judío, y siquiendo con el resto de los pueblos, pero en todos los casos la palabra de Dios dice claramente que  sí tendrá lugar un “juicio” al final de los tiempos. Y que la manifestación del Mesías conlleva su intervención directa en los asuntos del mundo. Hablaremos de ello en próximos artículos, porque comprender esta profecía requiere de contextualizaciones y análisis profundos de diversas citas bíblicas,  en tanto que las sagradas escrituras  mencionan aquí incluso  batallas que ocurrirán entre Dios y los ejércitos del mundo. Sin embargo, valga ahora la transcripición de las palabras de Jesús sobre este tema, en un pasaje en el cual ya queda claro el fondo del asunto: el juicio se ajustará esencialmente a la conducta de los pueblos, colectiva y, -esto es lo importante-  individualmente,:

El juicio a las naciones  

31 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
33 “Y pondrlá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34  Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me distes de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37  Entonces los justos le responderán  diciendo: Señor ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a tí? 40 Y respondiendo el Rey les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43  fui forastero, y no me  recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí me lo hicisteis.
46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”

Mateo 25: 31-46

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