24 feb 2016

SER ESPIRITUAL

 La vida y la muerte

La aparición de Jesucristo en la tierra mostró, desde el  mismo nacimiento de Jesús,  el trágico enfrentamiento entre la vida y la muerte, entre la luz y las tinieblas, entre el poder terrenal y el poder del cielo, entre el bien y el mal, en suma, que iba a respresentar su persona en el mundo.
Ungido por Dios como  salvador de su pueblo,  luz de las naciones, y futuro rey de justicia, Jesucristo fue, por eso mismo, confrontado por las fuerzas espirituales enemigas que finalmente lograrían su muerte. Así fue el plan de Dios para con su Hijo y para con la humanidad, plan que  continuó con su resurreción, tras haber sido crucificado, y que  completará con su regreso a la tierra.
Pero la dimensión del enfrentamiento es sobrecogedor,  e inevitable; y  es parte del destino mismo de la humanidad.
Veamos, para entenderlo, lo que sucedió apenas unos días después de nacido el Cristo,  luego de que hubieran partido los magos que vinieron a adorlarle en el pesebre de Belén:

“Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate,  y toma la niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga: porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.”
“Y él,  despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,
y estuvo allá hasta la muerte de Herodes,  para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio  del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.”
“Herodes entonces, cuando se vio burlado de los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén, y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.”
“Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 
Voz fue oída en Ramá,
Grande Lamentación, lloro y gemido;
Raquel que llora a sus hijos, 
Y no quiso ser consolada, porque perecieron.” 

Mateo 2: 13-18 

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